Medio Ambiente - marzo 24, 2022

“La vida es perfecta, siempre fue y siempre será perfecta”

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¿Desde qué lugar podemos afirmar esto? Es común que hayamos pensado lo contrario o que sintamos en ocasiones que nuestro organismo es imperfecto, más aún si nos centramos en lo superficial. En este caso es posible que necesitemos un cambio de perspectiva acercándonos a ciertas miradas que nos invitan a apreciar la vida como una plenitud y que nos permiten comprenderla bajo otros códigos y ritmos. 

Nestor Palmetti, Técnico en Dietética y Nutrición Natural, decidió adoptar estas miradas luego de atravesar un colapso de salud que le motivó a tomar un estilo de vida saludable. En su recorrido ganó experiencias en agricultura biológica, apicultura orgánica, hierbas medicinales, técnicas depurativas, macrobiótica, yoga y otras disciplinas relacionadas con el bienestar y la salud desde lo natural

A partir de estos conocimientos, Nestor nos invita a recuperar los conceptos de ambiente, ecosistema, interacciones y entramados biológicos que, aunque son parte fundamental de nuestra evolución, a los seres humanos nos cuesta un poco comprenderlos e integrarlos en nuestra vida

Entonces, ¿cómo podemos integrarlos? La invitación es a disfrutar la vida desde otro lugar, abriéndonos a entender que somos mucho más complejos de lo que creemos y que nuestra biología es más perfecta de lo que aceptamos. Un gran ejemplo que nos comparte Palmetti consiste en comparar nuestro organismo con un concierto, donde son varios los factores que nos permiten disfrutarlo: el escenario, la afinación los músicos, el silencio del público, la iluminación, la temperatura, entre otras cosas. De esta forma, nuestro cuerpo también requiere de ciertas condiciones en su ambiente para poder ser disfrutado y es en esto donde radica nuestra complejidad, ya que somos un entramado donde participan varios factores influyentes, tanto internos como externos. 

Uno de los factores internos puede ser la inflamación, que comúnmente es interpretada como una equivocación del organismo y por tanto como algo que debe ser corregido, es entonces cuando corremos a la farmacia en busca de un antiinflamatorio. Sin embargo, tapar el síntoma de la inflamación entorpece el proceso natural que nuestro cuerpo generó con algún objetivo particular. Es a raíz de este entorpecimiento que luego experimentamos un mayor gasto de energía y de recursos que nos provoca un agotamiento acumulativo. El mensaje aquí no está enfocado en eliminar los antiinflamatorios, sino en agudizar nuestra escucha y comprender las señales como parte de una interacción constante, para poder identificar la fuente del malestar que no necesariamente se encuentra en la misma zona que lo está manifestando.

Tal como en el concierto, si las condiciones en nuestro ambiente no son las correctas, lo que podría ser una fuente de disfrute y bienestar se transforma en un sufrimiento. Esto es lo que ocurre con nuestras patologías cotidianas que surgen desde un desordenamiento propiciado por algún desequilibrio en nuestro organismo o dentro de nuestra vida.

Y ¿cómo podemos equilibrarlos? Para activar el cambio es necesario devolver a nuestras células su estado natural y llevarlas de vuelta a casa mediante la búsqueda de ese equilibrio dinámico que podemos conseguir adoptando una postura práctica, de búsqueda activa de respuestas e información, junto al fortalecimiento de la confianza en nuestro instinto. Para esto debemos enfrentarnos a nuestros antiguos programas mentales que son los responsables de mantenernos en un estado de no cambio. Mientras por su lado las células, las bacterias, la bilogía e incluso los campos electromagnéticos pulsan constantemente hacia el orden natural y para lograrlo requieren de un ambiente reconstruido para que se produzca la regeneración de estructuras que nuestro organismo necesita. 

Ahora ¿por dónde podemos empezar? Prestar atención a nuestro ambiente de forma consciente implica comprender que no existen elementos aislados y por tanto que no debemos perder la perspectiva de que todo está interconectado de forma natural. En este sentido, las manifestaciones de nuestra biología, así como la de nuestro entorno, responden a los niveles de equilibrio o desequilibrio que existan en el ambiente, por eso tenemos que pensar en ordenarlo.Respecto a esto Palmetti explica que, si bien es muy positivo integrar algunas prácticas específicas como terapias o cambios alimenticios, es igual de importante mantener una armonía de interacción entre las distintas actividades, logrando una contemporaneidad entre ellas. Esto se vuelve necesario cuando comprendemos que en gran medida somos un espacio donde habitan miles de bacterias y otros elementos que se desarrollarán según el ambiente que cultivemos en nuestro organismo

Para fortalecer este proceso es importante abrirnos a entender los códigos de nuestro cuerpo, debido a que no necesariamente se encuentran alineados con nuestra interpretación sobre sus procesos. Esta comunicación es necesaria para salir del estado de sobrevivencia y comenzar a vivir desde la plenitud, pudiendo disfrutar de las potencialidades del organismo en su estado natural

Es decir, mantener un orden corporal es un medio de protección natural contra diversas afecciones y a su vez una forma de acceder a los estados que nos permiten disfrutar de la vida. Esto implica tener los órganos y la sangre limpia, la flora intestinal equilibrada, ciertos niveles de oxígeno disponible para una correcta metabolización, no contar con una carga inflamatoria y mantener una alimentación saludable y viva. 

Estos ingredientes son fundamentales para acceder a la energía y la vitalidad que impulsan nuestro bienestar. En tiempos donde los medios de comunicación tienden a informarnos desde el miedo, ilustrando un ambiente hostil y peligroso se vuelve muy importante recuperar la confianza en la vida y en nuestra propia sabiduría interna. 

Y es que cuando creemos que el poder de acción está afuera, olvidamos que la solución proviene de nuestro interior, sobre todo cuando buscamos sanar de raíz aquello que se encuentra desequilibrado. Es justo en esas situaciones donde se vuelve necesario interiorizar el aprendizaje que aquel desorden viene a entregarnos. 

Puede que aún esperes una respuesta más específica, pero la verdad es que no existen recetas o remedios mágicos que puedan ayudarnos a todos ya que cada organismo tiene sus propias necesidades. El camino es infinito y es un proceso de evolución constante en el que podemos optar cuáles son nuestras prioridades y qué ambiente queremos generar. 

Muchas veces nuestro sentido de pertenencia y el recorrido cultural que llevamos como sociedad tiende a adormecernos, debido a que como colectivos hemos atravesado ciertos desórdenes muy fuertes, tales como las guerras mundiales, que despertaron la necesidad de aliviar el dolor y el sufrimiento. Sin embargo, en nuestra vida personal tenemos la oportunidad de despertar los sentidos y conectar con aquellos códigos que nuestro organismo utiliza para comunicarse. Aquellos patrones de adormecimiento, que nacen de un ambiente emocionalmente devastado, son potenciadores de conductas adictivas con las que buscamos calmar el dolor. Esto es una respuesta bastante natural frente a eventos o emociones desagradables, pero tal como el antiinflamatorio a la larga romper con estos patrones nos despeja un camino para cambiar nuestra posición respecto a la vida y así sacar provecho de las oportunidades de crecimiento que nuestra propia evolución nos ofrece. 

Entonces, nuestro primer paso es confiar, abrirnos a los cambios que esto pueda traer y fortalecer así cada vez más nuestro propio caminar. Confiar en los procesos, en nuestro organismo y en nuestros sentires. De esta forma evitamos dogmatizarnos y vernos atrapados en la rigidez que nos aleja cada vez más de conectar con la pulsión energética que envuelve nuestra vida. Hay que recordar que somos seres de luz, seres vibracionales que cuentan con la capacidad de encontrar su propio bienestar. Dejar de alimentar el caldo de cultivo para el miedo y atrevernos a generar transformaciones profundas en nuestras perspectivas. 

Autora: Antonia Moller

Primero Soy humana y busco no olvidarlo, esto que comparto es parte de ese propósito.

Me llaman Antonia, desde que mis padres lo eligieron entre tantos otros nombres, y soy estudiante de Comunicación Social, como también de la vida.

Ser parte de esta especie (única capaz de leer este mensaje, hasta lo que tengo entendido), es un hecho que me provoca una profunda curiosidad, sobre todo las formas que tenemos para expresamos. Cómo nos reconocemos en lo que otros expresan y cómo (co)creamos en ese intercambio de sentidos y significados, que construye el entramado de nuestra vida.

…concepto que yo diría surge de la intensidad con que vivo y registro cada experiencia, llevo guardados esos detalles que pueden pasar desapercibidos y me cuesta soltar porque tal vez se me caigan todos y lo que quiero es regalarlos, pintar con ellos la vida de cada uno. 

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